bienestar populista #2

El populismo derrumba a la democracia benefactora, anti institucionaliza al bienestar, es una democracia directa, puesta en cada acto diario, es una democracia de calle, inesperada, que reduce a cero la capacidad de planeamiento, porque ahora la marginalidad es introducida en la agenda política como sujeto y no como objeto, será un actor necesario para el establecimiento de la hegemonía.

Es capaz de desarrollar el régimen populista, una clientela política, con “los de abajo”, a los que afilia a sus nuevos canales políticos (en la democracia benefactora anterior, los canales normales también podían mantener una clientela variopinta), en la nueva, la clase marginal, sustituye a la trabajadora y a la profesional. La masa, descamisada o culturalmente dominante, se hace «visible». Los sectores más bajos de la sociedad, los olvidados, constituirán el nuevo capital político en sustitución de empleados y desempleados funcionales a la acumulación capitalista.

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